El Hijo de María llegó a ser la persona más controvertida de la historia. Aunque se llamó Príncipe de paz, se pelearon guerras en su nombre. Aunque derramó su vida para sanar el cuerpo y la mente de todos los que lo rodeaban, las familias se dividieron por causa de él; los hijos contra los padres y los padres contra los hijos.
¿Quién era él? Esta pregunta molestó a los que lo oyeron y lo vieron. Ha perturbado a cada generación desde entonces. También nos perturba a nosotros: desde el nacimiento del niño en Belén. Jesús de Nazaret ha sido una pregunta molesta para la conciencia de la humanidad, que no le deja descanso.
El mismo desafió a su generación con la pregunta: "¿Quién decis que soy yo?" y cuando Pedro respondió en forma espontánea: "Tu éres el Cristo, el Hijo del Dios viviente", Jesús aceptó la respuesta: "Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha mostrado esto, sino mi Padre que está en el cielo" (Mat. 16:15-17, versión Dios habla hoy). Citado en: Johnson, G. William. Contemplemos su gloria. México: Asociación Publicadora Interamericana, 1989, pag. 43.
Al leer los evangelios y meditar en esa persona notable, él viene a nosotros en la quietud, así como se acercó a ellos junto al lago. Desde la oscuridad, en el silencio, nos hablará de sus misterios. Y ¡sabremos que al encontrarnos con Jesús de Nazaret nos encontramos con Dios!. ibid
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