https://images.pexels.com/photos/1633578/pexels-photo-1633578.jpeg?cs=srgb&dl=pexels-rajesh-tp-1633578.jpg&fm=jpg Un día, un hombre honrado y trabajador se propuso dejar el empleo que tenía en una fábrica para abrir su propio negocio. Su entusiasmo era tal que no le quedaba tiempo para leer el periódico, ver televisión o reunirse con sus amigos en la cantina para hablar de cómo estaba el mundo. En cuanto salía de la fábrica dedicaba todo su tiempo y todas sus energías al negocio que estaba por abrir. Visitó a proveedores, hizo todo el papeleo legal necesario, alquiló un pequeño local que se encontraba a un lado de una carretera bastante transitada, equipó la cocina, entrevistó a sus futuros empleados e hizo una larga lista de cosas hasta que finalmente, unos meses después, pudo abrir su negocio de venta hamburguesas y así renunciar a su antiguo empleo. El negocio floreció rápidamente ya que allí se vendías las mejores hamburguesas con papas fritas de toda la zona. Al principio ...
Durante un intervalo del sitio de Plevna, Bulgaria
en 1877, el Zar Nicolás II estaba haciendo su ronda y encontró a un joven oficial
que se había dormido sobre una mesa mientras le escribía una carta a su esposa.
El emperador leyó por encima de los hombros del joven sobre la preocupación del
oficial de no poder hacer frente a sus obligaciones financieras. “¿Quién pagará
mis deudas?” había escrito en desespero.
Sujetando la pluma que estaba sobre la mesa, el Zar escribió debajo de la
pregunta: “Yo el Zar Nicolás II, las pagaré”
Podemos imaginarnos la sorpresa del oficial cuando
se despertó y leyó la promesa del emperador. También el agradecimiento que este
hombre expresó, no solamente con palabras, sino con obras de profunda lealtad.
El Soberano del universo, ha hecho por nosotros algo
similar a lo que hizo el Zar Nicolás II por su joven oficial. Él ha cancelado
la deuda de nuestros pecados. Y en agradecimiento, nosotros expresamos nuestra
sincera gratitud en palabras y también en una dedicación cada vez más profunda
en él. Citado en: Mansell Ernest, Donald.
Constante como el amanecer. México:
Litografía Magnograf , 1993. Pág. 42.
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