https://images.pexels.com/photos/1633578/pexels-photo-1633578.jpeg?cs=srgb&dl=pexels-rajesh-tp-1633578.jpg&fm=jpg Un día, un hombre honrado y trabajador se propuso dejar el empleo que tenía en una fábrica para abrir su propio negocio. Su entusiasmo era tal que no le quedaba tiempo para leer el periódico, ver televisión o reunirse con sus amigos en la cantina para hablar de cómo estaba el mundo. En cuanto salía de la fábrica dedicaba todo su tiempo y todas sus energías al negocio que estaba por abrir. Visitó a proveedores, hizo todo el papeleo legal necesario, alquiló un pequeño local que se encontraba a un lado de una carretera bastante transitada, equipó la cocina, entrevistó a sus futuros empleados e hizo una larga lista de cosas hasta que finalmente, unos meses después, pudo abrir su negocio de venta hamburguesas y así renunciar a su antiguo empleo. El negocio floreció rápidamente ya que allí se vendías las mejores hamburguesas con papas fritas de toda la zona. Al principio ...
Un Laico le escribió a Juan Wesley diciéndole: "El Señor me ha mostrado que le diga a usted que Dios puede prescindir de los "eruditos" y de su conocimiento de hebreo y griego". Wesley respondió: "Recibí su carta. Es superficial. Estoy convencido hace tiempo que el Señor no necesita de los eruditos. El Señor no me ha dirigido para responderle, sin embargo, de no indicarlo bajo mi propia responsabilidad, que el Señor tampoco necesita de su ignorancia". Reynhold Bietz. Jesús El Líder. pág. 122.
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