https://images.pexels.com/photos/1633578/pexels-photo-1633578.jpeg?cs=srgb&dl=pexels-rajesh-tp-1633578.jpg&fm=jpg Un día, un hombre honrado y trabajador se propuso dejar el empleo que tenía en una fábrica para abrir su propio negocio. Su entusiasmo era tal que no le quedaba tiempo para leer el periódico, ver televisión o reunirse con sus amigos en la cantina para hablar de cómo estaba el mundo. En cuanto salía de la fábrica dedicaba todo su tiempo y todas sus energías al negocio que estaba por abrir. Visitó a proveedores, hizo todo el papeleo legal necesario, alquiló un pequeño local que se encontraba a un lado de una carretera bastante transitada, equipó la cocina, entrevistó a sus futuros empleados e hizo una larga lista de cosas hasta que finalmente, unos meses después, pudo abrir su negocio de venta hamburguesas y así renunciar a su antiguo empleo. El negocio floreció rápidamente ya que allí se vendías las mejores hamburguesas con papas fritas de toda la zona. Al principio ...
Se cuenta que en
el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de El Cairo, Egipto, con
la finalidad de visitar a un famoso sabio.
El turista se
sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de
libros. Las únicas piezas de mobiliario eran una cama, una mesa y un banco.
¿Dónde están sus muebles? –preguntó el turista-. Y el sabio rápidamente también
preguntó: -Y ¿Dónde están los suyos….? –¿Los míos?, se sorprendió el turista.
¡Pero si yo estoy aquí solo de paso!. –Yo también….concluyó el sabio-. “La vida
en la tierra es solamente temporal…. Sin embargo, algunos viven como si fueran
a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices”.
El valor de las
cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden.
Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas
incomparables, y recuerda: Dios no te preguntará que modelo de auto usabas; te
preguntará a cuanta gente llevaste. Dios no te preguntará los metros cuadrados
de tu casa; te preguntará cuanta gente recibiste en ella. Dios no te preguntará
la marca de la ropa en tu armario; te preguntará a cuanta gente ayudaste a
vestirse. Dios no te preguntará cuan alto era tu sueldo; te preguntará si
vendiste tu conciencia para obtenerlo. Dios no te preguntará cuál era tu
título; te preguntará si hiciste tu trabajo con lo mejor de tu capacidad. Dios
no te preguntará cuantos amigos tenías; te preguntará cuanta gente te
consideraba tu amigo. Dios no te preguntará en que vecindario vivías; te
preguntará como tratabas a tus vecinos. Dios no te preguntará el color de tu
piel; te preguntará por la pureza de tu interior. Dios no te preguntará por qué
tardaste tanto en buscar la salvación; te llevará con amor a tu casa en el
cielo y no a las puertas del infierno. Dios no te preguntará a cuanta gente
enviaste este mensaje; te preguntará si te dio vergüenza hacerlo. ¡Hazlo ahora!
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