Un panadero de una ciudad canadiense compraba regularmente mantequilla de una lechería cercana para elaborar sus panes. Un día empezó a sospechar que los paquetes de mantequilla pesaban menos de lo habitual. Y cuando comprobó el peso de los bloques, comprobó que eran faltos. Así que denunció a su proveedor y este fue llamado a declarar ante el juez municipal.
-¿Puede mostrarme sus pesas? -preguntó el juez interesado en ver si estaban alteradas. -No uso pesas -contestó el lechero.
sorprendido el juez exclamó:
-Entonces, ¿cómo sabe usted que sus medidas son exactas?
-Muy sencillo -explicó el lechero-, Señoría, cuando el panadero empezó a adquirir mi mantequilla, yo comencé a comprar su pan. Desde entonces, uso su pan de a libras como pesa para las libras de mantequilla. Si la mantequilla no da el peso, es porque el pan está falto. Julian Melgoza y Laura Fidanza. Un corazón alegre. 2019, pág. 86
El Señor anticipadamente nos dejó recomendaciones para quienes tienen la bendición de tener un negocio: "No tendrás en tu bolsa una pesa grande y otra pesa chica, ni tendrás en tu casa una efa grande y otro efa pequeño. Una pesa exacta y justa tendrás; un efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados en la tierra que Jehová tu Dios te da." Deuteronomio 25:13-15.
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