Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2020

Crisis vs oportunidad

https://images.pexels.com/photos/1633578/pexels-photo-1633578.jpeg?cs=srgb&dl=pexels-rajesh-tp-1633578.jpg&fm=jpg Un día, un hombre honrado y trabajador se propuso dejar el empleo que tenía en una fábrica para abrir su propio negocio. Su entusiasmo era tal que no le quedaba tiempo para leer el periódico, ver televisión o reunirse con sus amigos en la cantina para hablar de cómo estaba el mundo. En cuanto salía de la fábrica dedicaba todo su tiempo y todas sus energías al negocio que estaba por abrir. Visitó a proveedores, hizo todo el papeleo legal necesario, alquiló un pequeño local que se encontraba a un lado de una carretera bastante transitada, equipó la cocina, entrevistó a sus futuros empleados e hizo una larga lista de cosas hasta que finalmente, unos meses después, pudo abrir su negocio de venta hamburguesas y así renunciar a su antiguo empleo. El negocio floreció rápidamente ya que allí se vendías las mejores hamburguesas con papas fritas de toda la zona. Al principio ...

Determinación. ¡Es mi deber!

Hace algunos años hubo un naufragio cerca de la costa del noroeste y, de Norteamérica. Enormes olas golpeaban el navío que había encallado. En un pueblecito cerca del lugar del naufragio, un grupo de pescadores se reunieron a contemplar el rescate de los que estaban a bordo del barco. Después de una lucha terrible, los rescatadores regresaron con todos los marinos menos uno. “No había lugar en el bote para él, así que le dijimos que permanezca en el barco y que alguien regresaría para buscarlo ——dijo un hombre joven—. ¿Quién irá conmigo?" Un joven levantó la mano y caminó hacia el hombre. inmediatamente, una mujer gritó: “¡No vayas, Jim! ¡Tú eres todo lo que me queda! Tu padre murió ahogado en el mar. Tu hermano William se fue en un barco y nunca más hemos sabido de e'l. Si tú te pierdes, me quedaré sola. ¡Por favor Jim, no vayas!" Jim escuchó la súplica de su madre, pero luego se volvió hacia el furioso mar y dijo; “Madre, tengo que ir. ¡Es mi deber! ¡Tengo que ir!"...

Esperanza, ¡Me voy a casa!

Una noche, dos ciudadanos fallecían al mismo tiempo en sus casas en un pueblecito pequeño. Uno era un hombre rico, un líder prominente de su comunidad. Mientras yacía en su habitación en una hermosa casa, rodeado de los mejores médicos, susurró con tristeza.-“Me voy de casa. Me voy de casa".  Al otro lado del pueblo una figura solitaria moría en la pobreza. Su modesta casa apenas contenía lo esencial para vivir. Pero en sus ojos se mostraba un destello de fe. Antes de morir, susurró con un aire de triunfo: “Me voy a casa. Me voy a casa". Por pobre que era, sin el reconocimiento del mundo, ella era parte de la procesión victoriosa de Dios. Ha habido testigos similares del triunfo de Cristo, victorias similares, a través de los siglos. El mundo no los reconoce. No grabaría tales victorias en sus tumbas. Pero están inscritos donde cuenta, en el libro de la vida del Salvador. Roberto Folkenberg. Llamados en Cristo. 1993. pág. 87. Dos manera de visualizar el futuro, sin esperanza...