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Mostrando las entradas etiquetadas como Entrega

¡Conversión en una prisión!

En plena segunda guerra mundial un paracaidista belga fue capturado por la Gestapo, la policía secreta oficial de la Alemania nazi, y confinado a un encierro solitario. En la celda contigua a la suya había un clérigo belga acusado, igual que él, de espionaje. Al cabo de unos días, estos hombres descubrieron que podían comunicarse entre si a través de la pared medianera, empleando el código Morse. En cierta ocasión, el paracaidista transmitió esta frase: «Es un infierno estar a solas con uno mismo». Pero en seguida el religioso le contestó desde el otro lado: «¡Es el cielo estar a solas con Dios!». A partir de ese curioso diálogo, el clérigo y el paracaidista siguieron comunicándose cada día mediante el código Morse, hasta que la fe se encendió en el corazón del joven soldado. Como resultado, Jesús lo transformó, allí mismo, en su solitario encierro. Cuando días más tarde se lo llevaron para ejecutarlo, el paracaidista, ahora cristiano, le transmitió con gran serenidad este mensaje al

Entrega Total

Hace muchos años durante un servicio de culto, un muchachito tomo de la manga a un diácono que estaba recogiendo las ofrendas. El muchacho le susurró: “Por favor, ponga la bandeja de las ofrendas en el piso”. El hombre pensó que era una locura, pero notando la intensidad del rostro del muchachito, obedeció. Al no tener dinero para colocar en la bandeja, decidió ofrendarse a sí mismo al Señor. Parándose   sobre la bandeja, el muchachito dijo: “Señor te entrego toda mi vida” El muchachito era Roberto Moffatt, que llegó a ser un notable misionero en África. Citado en: Mansell Ernest, Donald. Constante como el amanecer.   México: Litografía Magnograf , 1993. Pág. 201.