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Mostrando las entradas etiquetadas como Dedicación

George Washington Carver

Durante la Guerra de Secesión de los Estados Unidos.(1861- 1865), una esclava dio a luz a un bebe frágil y enfermizo. En aquella misma noche los asaltantes tomaron al bebé y a la madre y los llevaron en medio de la noche oscura. Cuando e1 propietario de la esclava descubrió lo que había sucedido, la buscó por lodas partes hasta descubrir que la desventurada madre había sido vendida a ter­ceros. El hijo, que recibió el nombre de Jorge, fue más tarde cambia­do por dos caballos. A los diez años abandonó la casa y fue a una ciudad cercana en busca de educación. Vivió un tiempo en un establo y, después de realizar diferentes trabajos humildes, se empleó como criado doméstico y decidió ser el mejor empleado. Enfrentando toda suerte de obstáculos, concluyó los estudios se­cundarios. Intentó luego ingresar en la universidad, pero fue recha­zado por causa de su color. Insistió, hasta que finalmente lo acepta­ron. Después de pagar la matrícula, le sobraron diez centavos. Una noble señora le

Entrega Total

Hace muchos años durante un servicio de culto, un muchachito tomo de la manga a un diácono que estaba recogiendo las ofrendas. El muchacho le susurró: “Por favor, ponga la bandeja de las ofrendas en el piso”. El hombre pensó que era una locura, pero notando la intensidad del rostro del muchachito, obedeció. Al no tener dinero para colocar en la bandeja, decidió ofrendarse a sí mismo al Señor. Parándose   sobre la bandeja, el muchachito dijo: “Señor te entrego toda mi vida” El muchachito era Roberto Moffatt, que llegó a ser un notable misionero en África. Citado en: Mansell Ernest, Donald. Constante como el amanecer.   México: Litografía Magnograf , 1993. Pág. 201.

Manos dedicadas

El célebre escultor alemán, Johhan Heinrich Von Dannecker, que nació en 1758 y murió en 1841, se hizo famoso temprano en su vida por sus estatuas de diosas y dioses griegos. Por ejemplo, su escultura de Ariana en la pantera, esculpida en 1806, fue reconocida como una obra de arte y le dio fama internacional. Poco después de esto, Dannecker fue convencido de que debería dedicar su tiempo y su talento a Cristo. Abandonó la práctica de esculpir dioses paganos y resolvió dedicar su vida hacer estatuas de Cristo. Por dos veces fracasó, pero al final esculpió una semejanza del Salvador tan exquisitamente hermosa que consideró que era la obra maestra de su vida. Napoleón Bonaparte lo invitó más tarde a ir a Paris a esculpir una estatua de Venus, pero Dannecker rechazó la invitación con estas palabras: “Señor, estas manos que han esculpido una estatua de Cristo no podrán esculpir jamás la semejanza de un Dios pagano”. Citado en: Mansell Ernest, Donald. Constante como el amanecer.