https://images.pexels.com/photos/1633578/pexels-photo-1633578.jpeg?cs=srgb&dl=pexels-rajesh-tp-1633578.jpg&fm=jpg Un día, un hombre honrado y trabajador se propuso dejar el empleo que tenía en una fábrica para abrir su propio negocio. Su entusiasmo era tal que no le quedaba tiempo para leer el periódico, ver televisión o reunirse con sus amigos en la cantina para hablar de cómo estaba el mundo. En cuanto salía de la fábrica dedicaba todo su tiempo y todas sus energías al negocio que estaba por abrir. Visitó a proveedores, hizo todo el papeleo legal necesario, alquiló un pequeño local que se encontraba a un lado de una carretera bastante transitada, equipó la cocina, entrevistó a sus futuros empleados e hizo una larga lista de cosas hasta que finalmente, unos meses después, pudo abrir su negocio de venta hamburguesas y así renunciar a su antiguo empleo. El negocio floreció rápidamente ya que allí se vendías las mejores hamburguesas con papas fritas de toda la zona. Al principio ...
El hombre con la gorra de béisbol saco su violín muy cerca de la entrada de la estación del . Abrió la funda y la dejo en el suelo, sugiriendo que aceptaría propinas, y comenzó a tocar “La chocona”, de Bach. Continuó tocando por 45 minutos, mientras que la gente pasaba a su lado hacia el trabajo, en Washington, D.C. Cuando terminó había juntado 32,17 dólares. Pero lo importante no eran las propinas. Era un experimento de Gebe Weingarter, un escritor para The Washington Post. Si uno de los violinistas más celebrados del mundo, Joshua Bell. Tocaba un concierto disfrazado de mendigo en el subte, ¿lo apreciaría alguien? La respuesta fue mayormente “no”. Más de mil personas pasaron a su lado sin siquiera mirarlo. Solo siete se detuvieron a escuchar por un minuto o más. Joshua no tenia problemas en no ser reconocido, pero descubrió que los segundos luego de terminar de interpretar la pieza eran muy extraños. No había respuesta. En una sala de conciertos, un estruendo tremendo de ap...