https://images.pexels.com/photos/1633578/pexels-photo-1633578.jpeg?cs=srgb&dl=pexels-rajesh-tp-1633578.jpg&fm=jpg Un día, un hombre honrado y trabajador se propuso dejar el empleo que tenía en una fábrica para abrir su propio negocio. Su entusiasmo era tal que no le quedaba tiempo para leer el periódico, ver televisión o reunirse con sus amigos en la cantina para hablar de cómo estaba el mundo. En cuanto salía de la fábrica dedicaba todo su tiempo y todas sus energías al negocio que estaba por abrir. Visitó a proveedores, hizo todo el papeleo legal necesario, alquiló un pequeño local que se encontraba a un lado de una carretera bastante transitada, equipó la cocina, entrevistó a sus futuros empleados e hizo una larga lista de cosas hasta que finalmente, unos meses después, pudo abrir su negocio de venta hamburguesas y así renunciar a su antiguo empleo. El negocio floreció rápidamente ya que allí se vendías las mejores hamburguesas con papas fritas de toda la zona. Al principio ...
Una niñita le dijo a su madre poco después de que saliera del hogar una señora con muchas canas. -si yo pudiera ser una anciana como esa: tan linda, serena y amable, no me importaría envejecer. -Si quieres ser esa clase de anciana, comienza desde ahora. Ella no se hizo en un momento. Se necesitó mucho tiempo -contestó la madre. Esto es verdad en lo que concierne al carácter de un cristiano. No se forma pronto, no se desarrolla inmediatamente ni se concede espontáneamente. Es el producto de una relación personal cada día con Cristo, y debemos comenzar ahora. Con mucha razón, el rey Salomón escribió: "Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia ni sabiduría (Eclesiastés 9:10).