Esopo (620-564 a. C.), el célebre fabulista de la antigua Grecia, compuso una fábula literaria en la que los dos hijos de una familia estaban constantemente peleándose y procurando irritarse mutuamente. El padre se entristecía por su conducta y deseaba enseñarles una lección que pudieran recordar. Un día llevó a la casa unas ramas finas y secas atadas en un manojo. Retó a sus hijos a quebrar el manojo. El menor lo intentó primero, después su hermano; pero ninguno de los dos fue capaz de partirlo en dos. A continuación, el padre desató la cuerda y, separando los palitos, los fue entregando y pidiéndoles que los rompieran. Por supuesto que así lo hicieron sin ninguna dificultad. La lección fue simple pero significativa: -Si permanecéis unidos, seréis fuertes y nadie podrá venceros, pero si os dividís, cualquiera podrá quebraros sin esfuerzo. La unión hace la fuerza. Julián Melgoza y Laura Fidanza. Un corazón alegre. 2019, pág. 62
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