En la revista Constellación, de enero de 1949, se publicó una dramática narración relacionada con la muerte de un lavador de una empresa ferroviaria. Por descuido o negligencia, el desventurado empleado quedó preso dentro de un vagón frigorífico. Después de un corto viaje de aproximadamente 30 kilómetros, fue encontrado muerto. Pero poco antes de morir escribió la siguiente nota, en la que retrató su terrible agonía: "El frío aumenta. Temo que nadie vendrá en mi socorro. Me estoy congelando lentamente y mis miembros se están adormeciendo. Siento que ya no tengo fuerzas para escribir". Cuando se hizo la autopsia se constató que el lavador de vagones no había muerto de frío. Después descubrieron que el refrigerador no estaba funcionando.
La tragedia de este desventurado hombre ilustra en forma objetiva la acción homicida del miedo, sobretodo cuando nuestra mente nos hace experimentar sensaciones de miedo, temor, irreales como si fuera real. En dado caso, las palabras del salmista es significativo: "Cuando siento miedo, pongo en tí mi confianza" (Salmo 56:3).
Citado en: De Oliveira, Enoch. ¡Buenos días, Señor!. (México: Asociación Publicadora Interamericana, 2001), pág. 44.
Me gustó mucho, que hermosa lección para vivir confiando en nuestro Señor.
ResponderEliminarMuy buena reflexion
ResponderEliminarMuy interesante leccion para tomar en cuenta.gracias
ResponderEliminarAunque tarde, estoy de regreso, para actualizar y añadir más ilustraciones y seermones.
ResponderEliminarDios te bendiga y te cuide en estos tiempos críticos.