https://images.pexels.com/photos/1633578/pexels-photo-1633578.jpeg?cs=srgb&dl=pexels-rajesh-tp-1633578.jpg&fm=jpg Un día, un hombre honrado y trabajador se propuso dejar el empleo que tenía en una fábrica para abrir su propio negocio. Su entusiasmo era tal que no le quedaba tiempo para leer el periódico, ver televisión o reunirse con sus amigos en la cantina para hablar de cómo estaba el mundo. En cuanto salía de la fábrica dedicaba todo su tiempo y todas sus energías al negocio que estaba por abrir. Visitó a proveedores, hizo todo el papeleo legal necesario, alquiló un pequeño local que se encontraba a un lado de una carretera bastante transitada, equipó la cocina, entrevistó a sus futuros empleados e hizo una larga lista de cosas hasta que finalmente, unos meses después, pudo abrir su negocio de venta hamburguesas y así renunciar a su antiguo empleo. El negocio floreció rápidamente ya que allí se vendías las mejores hamburguesas con papas fritas de toda la zona. Al principio ...
Se cuenta que un día del año 1808 un hombre deambulaba deprimido por las calles de Mánchester. Viendo un letrero de consulto médica, decidió entrar parra intentar curar su desánimo. Explicó al facultativo que estaba lleno de temor y terror sin saber por qué. También contaba con síntomas melancólicos que le impedían gozar de la vida. El medico le dijo:
-Su dolencia no es mortal. Usted necesita reír y encontrar satisfacción en las cosas simples de la vida.
- ¿Y qué hago, doctor? -pregunto el paciente.
El medico le aconsejo:
-Más que medicamentos, lo que usted necesita es alguien le alegre la vida. Vaya esta noche a la función de payaso Grimaldi. Dicen que es el hombre más gracioso del mundo. Él lo curará.
La replica del enfermo fue sorprenderte:
-No bromee, doctor: ¡Yo soy Grimaldi!. Joseph Grimaldi (1778-1837) fue un actor de origen italiano nacido en Londres en el seno de una familia de cómicos. El público lo conocía por el seudónimo Joey. Tan relevante fue su papel de humorista y payaso que los espectadores de la época, para designar a cualquier arlequín, utilizaban el nombre Joey. Durante una etapa de su vida sufrió altibajos en su estado de ánimo. Sin embargo, su apariencia externa era la de un hombre feliz y jocoso.
Nuestra fachada exterior ofrece una apariencia que no siempre corresponde a la realidad interior. Pero Dios conoce la verdadera esencia de nuestro ser, nuestro potencial y nuestro carácter. Julián Melgoza y Laura Fidanza. Un Corazón alegre. 2019, pág. 13
Cuántas personas hay en el mundo que viven una vida vacía, llena de insatisfacción, procurando aparentar una realidad que no corresponde a su experiencia personal. (Isa. 29:8) dice: "Y será como el que tiene hambre y sueña, y parece que come; mas cuando despierta, su alma está vacía; ó como el que tiene sed y sueña, y parece que bebe; mas cuando se despierta, hállase cansado, y su alma sedienta: así será la multitud de todas las gentes que pelearán contra el monte de Sión".
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