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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Integridad, ¿Cuánto vale?

Un joven empleado en un comercio, se esforzaba siempre por cumplir honestamente todas sus obligaciones y, como consecuencia, su patrón depositaba toda su confianza ilimitada en él. Un día, cuando estaba solo, entró un cliente pidiéndo determinado artículo. Cuando el joven estaba pesando la mercadería, el cliente le dijo: "Añádele un poco más, ya que tu patrón no te está viendo". Pero el joven, levantando los ojos al cielo, respondió sin vacilación: "Mi patrón siempre está presente". Procuraba actuar con honestidad ante el Señor y no solamente a la vista de los hombres. El alumno que copia, el constructor que emplea materiales de calidad inferior, el conyuge infiel, el policía que acepta soborno, el patrón que paga un salario vil, el prestamista que cobra intereses exhorbitantes, y el joven que depreda el patrimono público o privado, cometen actos deshonestos delante de Dios. Y aunque los hombres no vean tales actos, son manifiestos delante del juez de toda la ti

Ignorancia, un defecto dañino

Un Laico le escribió a Juan Wesley diciéndole: "El Señor me ha mostrado que le diga a usted que Dios puede prescindir de los "eruditos" y de su conocimiento de hebreo y griego". Wesley respondió: "Recibí su carta. Es superficial. Estoy convencido hace tiempo que el Señor no necesita de los eruditos. El Señor no me ha dirigido para responderle, sin embargo, de no indicarlo bajo mi propia responsabilidad, que el Señor tampoco necesita de su ignorancia".  Reynhold Bietz. Jesús El Líder. pág. 122 .