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El perdón de Felipe el Grande

Felipe el Grande acuño una declaración interesante cuando se le dijo que debía perdonar a sus enemigos. Le dijo a la reina: "Escríbele a tu hermano que le perdono de todos los males que me ha hecho, pero que aguarde hasta que yo muera". Citado por. Bietz, Reinhold R. Jesús el Lider. Florida: E. U. Asociación Publicadora Interamericana, 1988. pág. 87

¡Brújula desorientada!

Se cuenta la historia de un grupo de amigos, en Iglaterra, que donaron una lancha a motor para usarla en la región de la península  El Labrador (Canadá), al enterarse que Sir Wilfred Grenfell necesitaba un medio de transporte rápido que la permitiera llegar hasta los sitios más remotos donde había personas enfermas que necesitaban ayuda. Cuando se le entregó la lancha, el médico de  El Labrador la puso en uso inmediatamente al recibir una solicitud de una de las islas. La noche era oscura y la niebla lo cubría todo, pero Grenfell no vaciló en salir. El sabía que la lancha estaba equipada con una brújula la cual la guiaría a través de la niebla y la tormenta. Después de navegar por muchas horas en un mar tormentoso, Grenfell se convenció que estaba perdido. Como resultado, la mujer enferma falleció y el médico casi perdió su vida. La investigación demostró que la tragedia era el resultado  de la irresponsabilidad de un obrero en Liverpool. Cuando aseguró la brújula en su lugar designad

Usted se revela a si mismo....

Walter B. Knight, escribió lo siguiente: Usted se revela a si mismo. Por los amigos que cultiva, por su manera de hablar, por la forma que emplea su tiempo libre y el uso que hace de sus pesos y centavos. Usted habla de si mismo. Por las ropas que viste, por el espíritu que exhibe al llevar sus cargas, por todo lo que le causa risa y por la clase de música que escucha. Usted proclama lo que es. Por la forma como anda, por todo aquello en la cual se deleita hablar, por la manera como afronta sus fracasos y por la simple forma de comer, por los libros que lee, de todas estas maneras usted se revela a sí mismo; por lo tanto, no tiene sentido el esfuerzo que haga para dar una falsa impresión. Citado por: Bietz, Reinhold R. Jesús el Lider. Florida: E. U. Asociación Publicadora Interamericana, 1988. pág. 10

Compasión de un General

El general Dwight D. Eisenhower no  solamente ganó reputación por su coraje durante la segunda guerra mundial, sino también por la manera como trataba a sus soldados. Siendo comandante por las Fuerzas Aliadas, se mezclaba con sus tropas para darles ánimo y apoyo. Se cuenta que durante una de las mayores luchas ofensivas contra las fuerzas nazis, el general Eisenhower estaba caminando cerca del río Rin, cuando, de pronto, avanzó precipitadamente hacia un soldado que parecía estar desanimado y abatido. -¿Cómo te sientes, hijo? -le preguntó.  -General, estoy terriblemente nervioso -fue la respuesta. -Bueno, entonces tú y yo formamos una dupla, porque me siento exáctamente igual. Creo que si hacemos una caminata juntos nos haría bien a ambos. Samaan, Philip G. El Método de Cristo para testificar. Miami, Florida: E.U.A: Asociación Publicadora Interamericana, 1990. Pág.58

¡Nos dio todo lo que tenía!

Un modesto labrador chino vivía en la cumbre de una colina. Y cierto día advirtió c omo un maremoto hizo retirar de la playa cercana las aguas del mar. Enseguida comprendió que eso provocaría el regreso de olas enormes, las cuales inundarían los valles más bajos. Los habitantes de esos valles estaban ajenos del peligro que corrían. ¿Cómo podría darles el aviso para que escaparan? Por fin el agricultor prendió fuego, resueltamente, al galpón donde guardaba el arroz. Mientras las llamas consumían el granero, el hombre hizo sonar el gong que se utilizaba para los casos de incendio. Cuando los vecinos vieron el humo en lo alto de la colina y escucharon el llamado de auxilio, todos corrieron para prestar ayuda. Y pocos minutos más tarde, desde esa elevada posición, vieron cómo las olas cubrían los campos que acababan de abandonar. Años después, cuando falleció el valiente labrador, los habitantes de la comarca levantaron un monumento en su honor y sobre él escribieron: “Nos dio todo lo

¡Coherederos con Cristo!

Un nuevo converso desanimado  fue a hablar con el cristiano chino Watchman Nee.“No importa cuánto oro, cuánto me esfuerzo, no parezco poder ser fiel a mi Señor. Pienso que estoy perdiendo mi salvación’. Nee le respondió: ¿Ves este perro aquí? Es mi perro. Está adiestrado para vivir en la casa; nunca ensucia nada; es obediente; es una delicia para mí. En la casa tengo un hijo, un bebé. Ensucia todo, tira la comida por todas partes, mancha su ropa, es un desastre total. Pero ¿quién heredará mi reino? No será mi perro; mi hijo es mi heredero. Tú eres el heredero de Jesucristo porque es por ti que él murió ”  (Lou Nichole, Hebrews, pág. 31). Nosotros también somos herederos de Dios, no por nuestros propios méritos, sino por su gracia.

¡Necesito a Dios!

Cuando Rudyard Kipling (1865-1936), el gran genio de la literatura universal, visitó los Estados Unidos, fue acometido por una seria enfermedad. Mientras ardía de fiebre, recibió la visita de un médico. Era medianoche. Después de medicarlo, el médico le recomendó reposo absoluto. pera a medida que las horas corrían, en su delirio, el paciente murmuraba: "Yo necesito". La enfermera no se atrevía a interrogarlo en cuanto a cuál era su necesidad, perturbándolo en su reposo. Pero ya que él insistía en repetir las palabras "Yo necesito", ella se aventuró a preguntarle en un susurro: "¿Qué es lo que necesita?" La respuesta llegó inmediatamente y sin titubeos: "Yo necesito a Dios" ¡Cuánto necesitamos de Dios, especialmente cuando nos sentimos en el "valle de sombra de muerte", o cuando la sombra de la noche de las aflicciones nos circunda el corazón!. Citado en: De Oliveira, Enoch. ¡Buenos días, Señor!. (México: Asociación Publicadora In