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Integridad, ¿Cuánto vale?

Un joven empleado en un comercio, se esforzaba siempre por cumplir honestamente todas sus obligaciones y, como consecuencia, su patrón depositaba toda su confianza ilimitada en él. Un día, cuando estaba solo, entró un cliente pidiéndo determinado artículo. Cuando el joven estaba pesando la mercadería, el cliente le dijo: "Añádele un poco más, ya que tu patrón no te está viendo". Pero el joven, levantando los ojos al cielo, respondió sin vacilación: "Mi patrón siempre está presente". Procuraba actuar con honestidad ante el Señor y no solamente a la vista de los hombres. El alumno que copia, el constructor que emplea materiales de calidad inferior, el conyuge infiel, el policía que acepta soborno, el patrón que paga un salario vil, el prestamista que cobra intereses exhorbitantes, y el joven que depreda el patrimono público o privado, cometen actos deshonestos delante de Dios. Y aunque los hombres no vean tales actos, son manifiestos delante del juez de toda la ti

Ignorancia, un defecto dañino

Un Laico le escribió a Juan Wesley diciéndole: "El Señor me ha mostrado que le diga a usted que Dios puede prescindir de los "eruditos" y de su conocimiento de hebreo y griego". Wesley respondió: "Recibí su carta. Es superficial. Estoy convencido hace tiempo que el Señor no necesita de los eruditos. El Señor no me ha dirigido para responderle, sin embargo, de no indicarlo bajo mi propia responsabilidad, que el Señor tampoco necesita de su ignorancia".  Reynhold Bietz. Jesús El Líder. pág. 122 .

¡Cuidado con las cosas pequeñas!

En Chicago. El 8 de octubre de 1871. Una vaca, propiedad de la señora  O´Leary, estando en el establo al anochecer, derribó con una coz una lámpara de quersosén. La paja esparcida por el suelo se incendió enseguida. Toda la región sufría las consecuencias de una larga sequía, y en pocos instantes el viento llevó el fuego a través de los campos secos. Dos tercios de las casas eran de madera y la llama de la pequeña lámpara de querosén que inició el incendio en la paja del establo se propagó rápidamente hacia el sur,  y después en dirección hacia el norte, sembrando desolación y ruina. ¡Qué devastador es el poder de las cosas pequeñas!. El incendio destruyó completamente 17,500 casas y propiedades por un valor de millones de dólares. Aproximádamente murieron 300 personas, y 100,000 quedaron sin techo. (Cant. 2:15) "Cazadnos.... las zorras pequeñas, que hechan a perder el viñedo" ¡Cuidado con las cosas pequeñas.

George Washington Carver

Durante la Guerra de Secesión de los Estados Unidos.(1861- 1865), una esclava dio a luz a un bebe frágil y enfermizo. En aquella misma noche los asaltantes tomaron al bebé y a la madre y los llevaron en medio de la noche oscura. Cuando e1 propietario de la esclava descubrió lo que había sucedido, la buscó por lodas partes hasta descubrir que la desventurada madre había sido vendida a ter­ceros. El hijo, que recibió el nombre de Jorge, fue más tarde cambia­do por dos caballos. A los diez años abandonó la casa y fue a una ciudad cercana en busca de educación. Vivió un tiempo en un establo y, después de realizar diferentes trabajos humildes, se empleó como criado doméstico y decidió ser el mejor empleado. Enfrentando toda suerte de obstáculos, concluyó los estudios se­cundarios. Intentó luego ingresar en la universidad, pero fue recha­zado por causa de su color. Insistió, hasta que finalmente lo acepta­ron. Después de pagar la matrícula, le sobraron diez centavos. Una noble señora le

¿En dónde se encuentra la felicidad?

J. White, financista y millonario inglés, después de una existencia tumultuosa, se suicidó. Dejó una carta explicando las razones de su decisión: "Un día se sucede al otro con parecida monotonía, y cada persona tiene los mismos deseos, más dinero, más placeres y menos trabajo....mi cabeza delira...veo la locuro de mi vida.... ¡basta!. Lord Byron (1788 - 1824) vivió intensamente los placeres voluptuosos de la carne. sin embargo, al llegar al final de su existencia, dijo: "Los gusanos, la gangrena, el cancer, la frustración y la ruina son mi suerte." Marilyn Monroe (!926 - 1962), el gran mito de Hollywood, a pesar de su singular belleza, fue una sombra inquieta carente  de paz interior. Con 25 píldoras de Nembutal puso fin a una existencia atribulada por devastadora neurosis. David Hume (1711 - 1776), sintiendo sobre su cuerpo enfermo las frías garras de la muerte, declaró: "Estoy asustado y confundido al ver la triste soledad que mi filosofía produjo. ¿D

Jesús, ¡El niño de la paz!

En la década de 1960, Don y Carol Richardson viajaron como misioneros a Nueva Guinea. Querían compartir el evangelio con el pueblo Sawi, un grupo de cazadores de cabezas caníbales que no tenían ni la Palabra ni el concepto de Dios. Después de aprender el idioma, los Richardson comenzaron a contar a los Sawi la historia de Jesús y de su crucifixión. A los Sawi les gustaba la historia, pero no del modo en que los misioneros esperaban. Desde la perspectiva de los Sawi, el héroe de la historia no había sido Jesús, sino Judas: en su cultura, el máximo acto heroico era pretender hacer la paz con el enemigo y, luego, traicionarlo y asesinarlo cuando menos lo esperara. En lo que respecta a los Sawi, Jesús fue un tonto por haber sido engañado tan fácilmente. Incapaces de convencer a las tribus Sawi de acabar con sus constantes peleas y matanzas, y desanimados por su falta de éxito en esparcir el evange­lio, los Richardson anunciaron que se irían. Temerosos de

¡Sin destino!

Dwight Morrow, un banquero y diplomático americano, viajaba en tren en cierta ocasión, cuando el conductor se le acercó para pedirle su boleto. El señor Morrow registró en todos sus bolsillos pero no pudo hallar su boleto. Se sintió apenado, pero el conductor le dijo: "No se preocupe, envíelo a la compañía cuando lo encuentre". El señor Morrow le respondió: "Muchas gracias, señor. Aprecio su gesto, pero hay algo que me preocupa y es que no sé hacia donde voy" Muchos en este mundo han perdido su ticket, su boleto en nuestro mundo contemporáneo y como consecuencia, desconocen su destino. Quienes no tienen objetivos espirituales son como "nube sin lluvias arrastradas por el viento. Como árboles de follaje pero, sin fruto.." Citado por. Bietz, Reinhold R. Jesús el Lider. Florida: E. U. Asociación Publicadora Interamericana, 1988. pág. 111.