Ir al contenido principal

Entradas

Una visión diferente

Cuando Christopher Wren, el famoso arquitecto británico que diseñó la catedral de San Pablo en Londres, iba caminando un día por el edificio en construcción, les preguntó a varios obreros lo que estaban haciendo. Uno de ellos dijo que estaba poniendo ladrillos, otro dijo que estaba poniendo las ventanas de colores en su lugar, y otro dijo que estaba haciendo trabajos de carpintería. Ninguna de esas respuestas eran las que Christopher quería escuchar. Cuando salía de la construcción, se encontró con un hombre que estaba haciendo mezcla. Entonces le hizo la misma pregunta. Levantando los ojos de su humilde tarea, el obrero respondió con orgullo: “Señor, estoy construyendo una gran catedral”. ¡Qué respuesta! ¡Qué visión! La mayoría de los obreros no veían más allá del trabajo particular que estaban realizando en ese momento, pero he aquí un hombre que, aunque estaba realizando un trabajo humilde, miraba más allá de la mezcla y tenía una visión diferente de lo que estaba haciendo. Citad

Entrega Total

Hace muchos años durante un servicio de culto, un muchachito tomo de la manga a un diácono que estaba recogiendo las ofrendas. El muchacho le susurró: “Por favor, ponga la bandeja de las ofrendas en el piso”. El hombre pensó que era una locura, pero notando la intensidad del rostro del muchachito, obedeció. Al no tener dinero para colocar en la bandeja, decidió ofrendarse a sí mismo al Señor. Parándose   sobre la bandeja, el muchachito dijo: “Señor te entrego toda mi vida” El muchachito era Roberto Moffatt, que llegó a ser un notable misionero en África. Citado en: Mansell Ernest, Donald. Constante como el amanecer.   México: Litografía Magnograf , 1993. Pág. 201.

¡Cuidado con la neblina!

Desde el 6 de Agosto de 1926 para acá, fecha en que Gertrude Ederle de 20 años, atravesó el Canal de la Mancha, siendo la primera mujer en realizar la hazaña, las mujeres has estado compitiendo para establecer marcas mundiales de natación. Por eso el 4 de julio de 1952, Forence Chadwick, de 34 años, vadeó las aguas de la Isla Catalina, determinada a ser la primera mujer que nadara las 21 millas hasta la playa de Long Beach en California.   (Este no fue su   primer intento de nadar largas distancias. Anteriormente había sobrepasado la hazaña de Gertrude Ederle, siendo la primera mujer en nadar el Canal de la Mancha en ambas direcciones). Pero Florence Chadwick no logró esta vez su meta. Esa mañana el agua estaba fría y la neblina era tan densa que apenas podían verse los botes que la acompañaban. Pero no se dejó vencer ni por el frío ni por la fatiga. Al paso   de las horas, ella seguía nadando. Justo antes de alcanzar la orilla, se sintió vencida y pidió que la subieran a uno de l

¡Él nos entiende!

Se cuenta la historia de un niño que vendía periódico en una comunidad agrícola en el centro de los Estados Unidos. Utilizaba su bicicleta para ir de casa en casa, pedaleaba de una finca en otra, en una de ellas, vio un letrero: “Cachorros a la venta”. Siempre quiso un perrito. Soñaba el día cuando pudiera tener uno. “Señor, ¿Puedo ver los perritos?” “Claro que sí hijo”. El señor llamó y pronto apareció la mamá seguida de cuatro cachorritos. Luego apareció un quinto perrito, que llegó cojeando. El niño examinó los perritos cuidadosamente. “¿Cuánto cuestan señor?” “Cuestan 25 dólares” “¿Qué le pasó al perrito que cojeaba?” “El veterinario dice que nació así. ¡No sirve para nada! No puede correr. Solamente se arrastra. No sirve.”   “Señor, ese es el que yo quiero. Le daré 50 centavos cada semana, hasta que le pague todo el dinero.” “¿Y por qué quieres a ese cachorro?” El niño se levantó el pantalón de una de las piernas para mostrar un soporte de metal y una correa, señales de una p

Cuando no se comprende el sufrimiento

Hace algunos años, un niño envió la siguiente carta a una columnista famosa de un periódico en Estados Unidos: “Querido Dios: ¿Por qué dejaste que mi hermanito muriera? Cuando fue atropellado por un automóvil, mi mamá oró para que tú le permitieras  seguir viviendo, pero tú no hiciste nada. Mi hermanito tenía solamente dos años, y el  no pudo haber pecado tan horriblemente para que tú lo castigaras de esa manera. Todo el mundo dice que tú eres bueno y que puedes hacer lo que quieras. Tú podrías haber salvado a mi hermanito, pero lo dejaste morir. Le has roto el corazón a mi mamá. ¿Cómo crees que puedo  amarte? El interrogante de la muerte y el sufrimiento no se puede responder satisfactoriamente en todos los casos. En algunas instancias la respuesta es obvia. El fumador que sufre y muere de cáncer del pulmón cosecha el resultado natural de la violación de las leyes de la salud. Todos entendemos esto. Pero cuando el inocente sufre y muere sin tener la culpa, no hay respuestas f

El costo de nuestra salvación

En el verano de 1937, John Griffith, encargado de un puente elevadizo que cruzaba el río Mississipi, llegó consigo a su hijito de 8 años a su trabajo. Al mediodía, John levantó el puente para dejar pasar a  varios vaporcitos mientras él y su niño almorzaban en la plataforma de observación. A la 1:07 p.m. escuchó el silbido distante de un tren expreso. Enseguida se dirigió al nivel maestro para bajar el puente, y cuando miró alrededor buscando al  niño, lo que vio le heló la sangre en el cuerpo. El muchachito había resbalado y se había caído en el engranaje masivo que operaba el puente. Tenía la piernecita izquierda pillada entre los dientes de los dos engranajes principales. A la velocidad del rayo la mente de John trató de encontrar solución. Solo había dos: Sacrificar a su hijo y salvar la vida de 400 pasajeros o sacrificar la vida de 400 pasajeros y salvar la vida de su hijo. John sabía cuál alternativa tendría que tomar. Enterrando la cara en su brazo izquierdo, movió el int

¡Deuda cancelada, el mayor regalo de un Zar!

Durante un intervalo del sitio de Plevna, Bulgaria en 1877, el Zar Nicolás II estaba haciendo su ronda y encontró a un joven oficial que se había dormido sobre una mesa mientras le escribía una carta a su esposa. El emperador leyó por encima de los hombros del joven sobre la preocupación del oficial de no poder hacer frente a sus obligaciones financieras. “¿Quién pagará mis deudas?” había escrito   en desespero. Sujetando la pluma que estaba sobre la mesa, el Zar escribió debajo de la pregunta: “Yo el Zar Nicolás II, las pagaré”  Podemos imaginarnos la sorpresa del oficial cuando se despertó y leyó la promesa del emperador. También el agradecimiento que este hombre expresó, no solamente con palabras, sino con obras de profunda lealtad. El Soberano del universo, ha hecho por nosotros algo similar a lo que hizo el Zar Nicolás II por su joven oficial. Él ha cancelado la deuda de nuestros pecados. Y en agradecimiento, nosotros expresamos nuestra sincera gratitud en palabras y tambié