El general Dwight D. Eisenhower no solamente ganó reputación por su coraje durante la segunda guerra mundial, sino también por la manera como trataba a sus soldados. Siendo comandante por las Fuerzas Aliadas, se mezclaba con sus tropas para darles ánimo y apoyo. Se cuenta que durante una de las mayores luchas ofensivas contra las fuerzas nazis, el general Eisenhower estaba caminando cerca del río Rin, cuando, de pronto, avanzó precipitadamente hacia un soldado que parecía estar desanimado y abatido. -¿Cómo te sientes, hijo? -le preguntó. -General, estoy terriblemente nervioso -fue la respuesta. -Bueno, entonces tú y yo formamos una dupla, porque me siento exáctamente igual. Creo que si hacemos una caminata juntos nos haría bien a ambos. Samaan, Philip G. El Método de Cristo para testificar. Miami, Florida: E.U.A: Asociación Publicadora Interamericana, 1990. Pág.58
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