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Entradas

¿Dónde está Dios ahora?

Elie Wiesel, un superviviente del campo de exterminio de Auschwitz, en su obra La   Noche : «Un día al volver del trabajo vimos tres horcas levantadas en la explanada, tres cuervos negros. Se pasa lista. Los SS alrededor de nosotros, las metralletas apuntando: la ceremonia tradicional. Tres víctimas encadenadas… y uno de ellos, el pequeño criado, el ángel de los ojos tristes. »Los SS parecían más ocupados, más inquietos que de costumbre. Colgar a un chiquillo ante miles de espectadores no era cualquier cosa. El jefe del campo leyó la sentencia. Todos los ojos estaban fijos en el niño. Estaba lívido, casi tranquilo, mordiéndose los labios. La sombra de la horca caía sobre él… Los tres condenados subieron a la vez sobre sus sillas. Los tres cuellos fueron introducidos al mismo tiempo en los nudos corredizos. »─¡Viva la libertad! ─gritaron los dos adultos. »El pequeño callaba. »─¿Dónde está Dios? ¿Dónde está? ─preguntó alguien detrás de mí. »A una señal del jefe del campo las tres sil

Ciegos definiendo a un elefante

En una lejana aldea oriental, llegó un día un viajero montado en un elefante. Al enterarse de la noticia, unos ciegos que mendigaban al borde del camino le pidieron que les dejara tocarlo, aunque solo fuera por un momento, para hacerse de una idea de como era. Y sin más se pusieron a palparlo. Cuando el visitante reemprendió la marcha, estallo entre los ciegos una viva discusión, no logrando ponerse de acuerdo sobre lo que habían palpado con sus propias manos. El que no había tocado más que la panza del animal, definía al elefante como una inmensa bola rugosa; el que habías estado aferrado a una pata definía lo describía como un tronco de árbol; el que se había agarrado de la trompa, lo comparaba con una blanda serpiente; y el que había permanecido asido de la cola lo comparaba con una pequeña cuerda. Y así dejaron de ser amigos, sobre la forma de algo que ninguno de ellos había visto.  Cuento oriental.   Roberto Badenas, Encuentros. Pág. 193.

Un milagro en la cárcel

En 1948 había un hombre de Dios. En esos días con el comunismo, era imposible para los cristianos imprimir libros o Biblias. Pero este hombre, lo llamaremos pastor Pietro tenía una máquina de escribir. Con aquella máquina él podía copiar pasajes de la Biblia y libros enteros. Una noche, un guardia de seguridad, informante que vivía en el apartamento de arriba, lo oyó escribir. Escuchó el tap, tap, tap de la máquina y llamó a la policía. A llegar, las fuerzas de seguridad patearon la puerta y dijeron “¡Esto está en contra la ley, usted está bajo arresto!” Lo encarcelaron donde había un corpulento capitán de las fuerzas comunistas, quien al mirar a Pietro, un hombre muy pequeño y delgado, le dijo: “Tengo una pregunta, ¿tú oras antes de comer?” “Oh sí, yo oro antes de comer y le agradezco a Dios”. “Bueno, parece que Dios no está haciendo un buen trabajo contigo. Y te diré por qué, porque estás muy, muy delgado. Si Dios estuviera haciendo un buen trabajo contigo, te alimentaría mejor.

Ella necesitaba la Cruz

Fue una de las más grandes ceremonias del antiguo imperio soviético que se celebró en la Plaza Roja. El funeral del líder soviético Leonid Brezhnev. La banda de bronce estaba allí. Todo fue planificado para dar la impresión de la gloria y el esplendor del emperador. Todo fue coreografiado hasta el último detalle. Columna tras columna de soldados rusos. Oleada tras oleada de sofisticados equipos militares. Dignatarios de todo el mundo. La banda militar tocó. Todo estuvo de acuerdo al libreto, excepto una cosa: Mientras la cámara se aproximaba a la viuda de Leonid Brezhnev, quien permanecía en pie al lado del ataúd del líder soviético, disimuladamente hizo el signo de la cruz. Ella hizo el signo de la cruz. El mundo comunista quedó estupefacto. Hizo el signo de la cruz en un momento de quebrantamiento, en un momento de necesidad –ella necesitaba la cruz.   Aún hay Esperanza. pág. 20

Hellen Keller, ejemplo de triunfo en la Adversidad.

La historia de Hellen Keller no se agota a fuerza de repetirla, porque hay biografías cuyo atractivo no disminuye con el tiempo, sino que se acrecienta. A los 19 meses de edad quedó ciega, sorda y muda. A los seis años estaba sumergida en la oscuridad y el silencio. No cayó, sin embargo en la apatía, como otros niños que padecen esa triple discapacidad. Su fuerte temperamento y su férrea voluntad eran como una caldera hirviente y sin válvulas, que no tenía por dónde derramar su contenido. Por eso, aunque Hellen era de naturaleza dulce, cuando no lograba hacerse entender estallaba en violentos accesos de cólera, gritos y pataletas, que asustaban a su madre y que podían durar varias horas. Era un titán atado con recias sogas, un Prometeo encadenado en busca de luz. Desde su más tierna infancia se rebeló contra el triple obstáculo que le negaba la luz de la vida. Años más tarde describió lo que experimentaba: «Sentía como si me sujetaran manos invisibles, y hacía frenéticos esfuerzos para

Comunicación equivocada

              COMUNICACION     EQUIVOCADA Una familia que veraneaba en Escocia, vio una casa de campo en venta y se decidió a comprarla, pero aunque ya la había visitado con detenimiento, en un momento preciso no recordaron en dónde quedaba el W.C., por lo que decidieron escribirle al vendedor, que era un Pastor Protestante, y que les había mostrado la casa para que Ies informara en dónde quedaba tan Importante lugar. El pastor desconocía el significado del término W.C. y creyó que quienes se Interesaban en la casa se referían a algo que si conocía perfectamente, la Westwy Chapel, capilla anglicana que presidía y que también se podía identificar con las mismas letras W.C. El Pastor, seguro de que Interpretaba correctamente dichas letras, contesto a los compradores con esta carta:   Estimados señores: Referente al sitio W.C., tengo el gusto de manifestarles que el servicio más cercano a la casa se encuentra únicamente a 11 kilómetros de distancia. E

¡La Guerra más grande!

Las principales guerras que definieron el curso de la humanidad en su momento fueron: Maratón, 490 a.C. Victoria de los griegos sobrelas fuerzas invasoras del emperador persa Darío I, cerca de Atenas. Gaugamela, 331 a.C. Alejandro Magno vence al Imperio persa en el rio Tígris y establece el gobierno griego en el Medio Oriente. Alesia, 52 a.C. El general Julio César establece el Imperio Romano al conquistar las Galias (hoy Francia) y capturara su jefe Vercingétorix. Chalóns 451 d.C. Cae Atila, rey de los hunos y comandante de las fuerzas del Asia Central, bajo el fuego del ejército de Flavio, general griego. Tours, 932 d.C. Carlos Martel, el rey cristiano de Francia, derrota una invasión árabe proveniente de España, salvando a Francia de la amenaza musulmana. Hasting, 1066 d.C. Guillermo, duque de Normandía, derrota al rey anglosajón Haroldo. Los normandos gobiernan Iglaterra. Constantinopla, 1453 d.C. Los turcos capturan la capital del Imperio Romano oriental y establecen el go